Desperta Ferro Especial n.º20: Panzer volumen 3 (1942). Del Langrohr al Tiger

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En 1942, el arma Panzer alemana se enfrentaba al enemigo al que no había podido derrotar el año anterior, pero esta vez lo conocía mejor y el reto planteado por los carros de combate soviéticos, como el T-34 o los KV, superiores a sus oponentes de la Wehrmacht, estaba a punto de encontrar respuesta. Por un lado, con la aparición del Langrohr, nombre que recibió el nuevo y letal cañón 7.5 cm KwK 40 (L/43) de tubo largo con que se equipó al Panzer IV y al Sturmgeschütz. Con este arma, el que había nacido como carro pesado destinado a apoyar a la infantería se convertía en la columna vertebral de la Panzerwaffe. Por otro, un monstruo estaba a punto de saltar al campo de batalla, el Tiger I, con su poderoso cañón de 88 mm y un blindaje insuperable, cuyos zarpazos se harían notar primero frente a Leningrado, y luego tanto en la totalidad de la Unión Soviética como en Túnez. Armados con el primero, los alemanes iniciaron una nueva cabalgata, esta vez hasta el Don, desde Voronezh a Rostov, y mucho más allá, hasta Stalingrado, sobre el Volga, y hasta el mismo monte Elbrus, en el Cáucaso. El segundo, a pesar de ser desplegado en el campo de batalla menos idóneo –los pantanos y bosques en torno a Leningrado– se convirtió muy deprisa en el arma decisiva. Al final de aquel año, a pesar de las vicisitudes de la guerra, Alemania había recuperado la ventaja tecnológica en una liza que habría de dirimirse en 1943.

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