Destructores de tanques
Autor: Luis Alberto Sanz Salanova y José Antonio Peñas Artero
96 páginas, tapa blanda
Idioma: español
Desde su nacimiento en la Primera Guerra Mundial, el carro decombate o tanque, ha provocado su intento de neutralización Hasta el desarrollo de las armas anticarro portátiles, la base de las armas anticarro era el cañón, y alrededor del mismo se diseñaba el elemento que lo iba a portar o, sencillamente, se remolcaba.
Será durante la Segunda Guerra Mundial, cuando el peso de arma acorazada lleve a buscar otro tipo de respuestas, como la de los aviones cazatanques (Typhoon, Stuka Ju-87 G, HS-129) y armamento específicamente diseñado para ello: cañón sin retroceso, munición subcalibrada o de núcleo de tungsteno,carga hueca, etc.
Pero será la amenaza de la sobredimensionada fuerza de tanques soviética la que provoque una carrera armamentística específica que se ha ralentizado con la desaparición de la Unión Soviética: blindajes tipo Cobham o reactivo, cargas huecas en tándem para neutralizar ese tipo de blindajes, proyectiles con núcleo de uranio reducido, helicópteros anticarro...
Seis armas contracarro, con sus correspondientes hechos de armas, son desarrollados en la presente obra como muestra de un submundo dentro de la historia y la tecnología militar. Se ha buscado representar su evolución a lo largo del tiempo y, parafraseando a Platón, si bien no están todos los que son, sí son todos los que están.