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España - La Real y Militar Orden de San Hermenegildo

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La Real y Militar Orden de San Hermenegildo es una de las distinciones más prestigiosas dentro del ámbito militar español, una condecoración que trasciende el tiempo y que sigue siendo un emblema de reconocimiento a la lealtad, la constancia y la conducta intachable de los miembros de las Fuerzas Armadas y la Guardia Civil. Instituida hace más de dos siglos, esta orden combina tradición histórica con un propósito contemporáneo, destacándose como un símbolo de mérito personal y dedicación al servicio.

 

Orígenes e Historia

 

La Orden fue creada el 28 de noviembre de 1814 por el rey Fernando VII, al concluir la Guerra de la Independencia Española contra las fuerzas napoleónicas. En un contexto de restauración monárquica y de valoración de la lealtad militar, el monarca buscó establecer una distinción que premiara a aquellos oficiales y suboficiales que, más allá de sus obligaciones, demostraran una entrega excepcional. Para dotarla de un carácter elevado y solemne, se decidió vincularla a San Hermenegildo, un príncipe visigodo del siglo VI que fue martirizado por mantenerse fiel a su fe cristiana, convirtiéndose en un símbolo de sacrificio y fidelidad.

El primer reglamento de la Orden se publicó en 1815, y desde entonces ha sido objeto de varias actualizaciones para adaptarse a los cambios sociales y normativos de las Fuerzas Armadas. Las revisiones más significativas ocurrieron en 1860, 1879, 1951, 1994, 2000 y, más recientemente, el 4 de agosto de 2020, con el Real Decreto 725/2020, que regula su funcionamiento actual. A lo largo de su historia, la Orden ha mantenido su esencia: reconocer la perseverancia y la integridad en el servicio militar.

 

Finalidad y Estructura

 

La Real y Militar Orden de San Hermenegildo tiene como objetivo principal distinguir a los oficiales generales, oficiales y suboficiales del Ejército de Tierra, la Armada, el Ejército del Aire, los Cuerpos Comunes de las Fuerzas Armadas y la Guardia Civil. Para ello, se valoran dos aspectos fundamentales: la constancia en el servicio y una conducta intachable, conforme a las Reales Ordenanzas para las Fuerzas Armadas. Este reconocimiento no se basa en actos heroicos aislados, sino en una trayectoria sostenida de excelencia y compromiso.

La Orden se organiza en varias categorías, que reflejan distintos grados de mérito y antigüedad:

 

  • Cruz: Otorgada tras un mínimo de 15 años de servicio impecable.

  • Encomienda: Concedida después de 20 años, incluyendo cinco como Caballero o Dama de la Cruz.

  • Placa: Reservada para quienes acumulan al menos 25 años de servicio y, en el caso de oficiales generales, tres años ostentando esa categoría.

  • Gran Cruz: La máxima distinción, otorgada por real decreto y acordada en Consejo de Ministros, generalmente a oficiales de alto rango con una carrera excepcional.

El ingreso o ascenso en la Orden requiere un expediente limpio de notas desfavorables y se inicia a solicitud del interesado, un proceso que culmina con la aprobación del Ministerio de Defensa o, en el caso de la Gran Cruz, del Consejo de Ministros. Su Majestad el Rey, como Soberano de la Orden, preside el Capítulo, un órgano superior que se reúne cada dos años en el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial para celebrar sus actos solemnes.

 

Simbolismo y Tradición

 

La insignia de la Orden está cargada de simbolismo. Su escudo, de contorno circular, muestra a San Hermenegildo a caballo, portando una palma de martirio, todo en oro sobre un campo azul. La bordura blanca lleva la inscripción "Real y Militar Orden de San Hermenegildo", y el conjunto está adornado con ramas de laurel y una Corona Real, evocando victoria y autoridad. Estas imágenes refuerzan los valores de lealtad, sacrificio y honor que la Orden representa.

Además, la Orden cuenta con un estandarte propio desde 1961, al que se rinden honores militares en sus ceremonias, subrayando su carácter de institución viva y respetada. Es una de las pocas órdenes españolas que nunca ha sido abolida desde su fundación, lo que la convierte en un vínculo único entre el pasado y el presente de la tradición militar española.

 

Relevancia Actual

 

En la España del siglo XXI, la Orden de San Hermenegildo sigue siendo un reconocimiento codiciado, no solo por su prestigio, sino por lo que implica: una carrera militar marcada por la integridad y la dedicación. Más allá de las condecoraciones físicas —cruces, placas y encomiendas—, pertenecer a la Orden otorga un sentido de pertenencia a una tradición de excelencia. Quienes la reciben no solo son honrados individualmente, sino que elevan el prestigio de las Fuerzas Armadas como institución.

Un aspecto notable es su exclusividad: solo los españoles pueden ingresar en ella, lo que la distingue como una distinción profundamente nacional. Además, su reglamento establece que quienes sean dados de baja por incumplimiento de las leyes militares pierden el derecho a ostentar sus insignias, reforzando la exigencia de una conducta irreprochable incluso después de recibirla.

 

Conclusión

 

La Real y Militar Orden de San Hermenegildo es mucho más que una medalla o un título; es un testimonio de los valores que sustentan el servicio militar: constancia, honor y lealtad. Desde su creación en 1814, ha evolucionado sin perder su esencia, adaptándose a los tiempos mientras preserva su prestigio y relevancia. En un mundo en constante cambio, esta orden sigue siendo un faro de tradición y un recordatorio de que el verdadero mérito reside en la dedicación sostenida y el compromiso con los ideales más elevados.

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